Cuando se debate sobre la Educación que ofrecen nuestras Escuelas
habría que hacer zoom y mirar primero a vista de pájaro para llegar finalmente
a la visión microscópica.
¿Educación para qué?
Lo primero sería ponernos de acuerdo sobre cuál
debe ser el objetivo a alcanzar: capacitación profesional, formar
ciudadanos obedientes o por el contrario
críticos y creativos, o personas capaces de encontrar su felicidad en esta vida.
Cuando tengamos eso claro habrá que considerar qué es lo que hay que enseñar y encontrar un equilibrio entre
tiempo, materias y coste económico que podemos dedicar para alcanzar ese objetivo/s. Siempre habrá más materias
interesantes que horario escolar, lo que obliga a una dura selección de las más
básicas. Finalmente, los profesionales de la pedagogía habrán de determinar cómo
se ha de enseñar y qué cosas a qué edad, para que
los chavales aprendan con interés y disfrutando.
Todo esto implica un gran debate social en el que aplicar nuestra
inteligencia grupal, dejando fuera fobias y prejuicios.
Hay que separar muy bien el cometido de los profesionales
de las decisiones puramente políticas que debe tomar la Sociedad en su
conjunto.
No debemos olvidar que estamos entrando en una Sociedad Digital sin retorno.
Está claro que alcanzar
estos objetivos precisará una importante autonomía de las escuelas para seleccionar y mantener un profesorado de calidad, para
diferenciase entre ellas, y aunque sea impopular, que las familias participen activamente en la gestión
económica ya que el dinero público siempre sería insuficiente.
Aplicar estos
principios implicaría una revolución educativa. Creo que vale la pena intentarlo ya que estamos gastando
una millonada para alcanzar unos resultados discutibles en sus fines y
discretos en sus logros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario