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sábado, 28 de marzo de 2009

SALMÓN NO, GRACIAS

Los salmones, aunque pertenecen a la misma familia que las truchas, pasa la mayor parte de su vida adulta en el mar y solo remonta los ríos para reproducirse. Se alimentan de peces pequeños, crustáceos e insectos.
Pero desde hace unos años, la mayoría de los salmones pasan toda su vida en piscifactorías. Estos salmones se alimentan de piensos de harinas de pescado, colorantes naturales como el caroteno para dar color a su carne, vitaminas y minerales. La cría intensiva del salmón ha contribuido a abaratar su precio y globalizar su comercialización.
Tanto el salmón salvaje como el de criadero se comercializan frescos y ahumados. Así, el salmón ha pasado en unos pocos años de ser un pescado exclusivo de mesas de alta gastronomía, a formar parte en casi todos los menús de precio ajustado en restaurantes por toda nuestra geografía. Su exotismo casi ha hecho desaparecer nuestra trucha local, también criada en piscifactorías.
Aunque generalmente no nos informen, la práctica totalidad del salmón que encontramos en la pescadería o en el restaurante procede de acuicultura o sea de piscifactorías localizadas probablemente en Noruega. Su precio es muy económico. Por ejemplo, el salmón está hoy a 8,95€, mientras la trucha a 7,95. Lo curioso es que la mayoría de consumidores desconoce que los salmones son pescados fabricados (mejor dicho, criados) en piscifactorías de forma muy similar a las truchas, con la única diferencia que la trucha es de procedencia nacional y el salmón procede Noruega.

¿Qué problema tiene el consumo de salmón?
Lo barato lamentablemente suele acarrear problemas varios.
Uno de ellos es el medioambiental debido al elevado crecimiento de la industria de su cría que amenaza zonas costeras y perjudica las poblaciones de peces salvajes.
Otro es sanitario y está relacionado con los métodos utilizados en las piscifactorías, en concreto la utilización sistemática de antibióticos, pesticidas y desinfectantes para prevenir enfermedades inevitables debido a la masificación de las instalaciones (como el virus ISA, el Caligus o el Síndrome Rickettsial) y la utilización de piensos de dudosa procedencia para la alimentación que acaban provocando toxicidad por un elevado contenido en las dioxinas. Según la Administración de Alimentos y Medicinas americana no debería comerse muy a menudo.En Chile, el otro gran productor mundial, los
pescadores artesanales claman por una moratoria en la industria del salmón.

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