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domingo, 22 de agosto de 2010

Con excesos no hay Placer

Con excesos no hay Placer, como publicita una marca de Ginebra para pedir moderación a los bebedores impulsivos.
¿Qué placer puede proporcionarnos hartarnos hasta las cartolas del mejor jamón o de chocolate? ¿Cuándo podremos volver a disfrutar con ellos?
Tampoco favorece el Placer, consumir a diario nuestras manjares preferidos. La escasez, la sorpresa, lo inhabitual potencian nuestra percepción.

2 comentarios:

r dijo...

v

Rafael dijo...

Te felicito por tu buen saber que no está al alcance de todos. Decía alguien que en el alcohol los incautos creen que a doble dosis doble efecto. El alcohol aparte del posible placer para el paladar, tiene la virtud de elevar el estado de alerta, de dar un punto de optimismo, de mejorar la circulación sanguínea... Quien cree que entonces cuando más mejor se encuentran con el efecto contrario. Su visión se enturbia y su cuerpo de rebela. Con la comida pasa algo parecido, a partir de un punto el cuerpo se rebela y la sensación es de malestar.
No envidio lo que dicen las crónicas sobre las bacanales romanas en las que cuando más comer y beber mejor. Parece que tenían la clave para devolver la comida para poder seguir comiendo. Exceso de sexo con efebos y vestales no parece muy atractivo.
Creo que hemos mejorado la capacidad para el placer aunque hay quien se sigue atraído por los excesos. Ciertas sustancias químicas elevan el espíritu por sus efectos alucinógenos pero hay quien en vez de disfrutar de un "viaje", por el exceso se quedan colgados y no saben como regresar de tal "viaje".