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lunes, 26 de septiembre de 2011

Educados


Si estamos de acuerdo en que el propósito de la vida es ser feliz y que la felicidad es un estado que se alcanza por caminos diversos según cada cual, deberíamos estar de acuerdo que el propósito de la Educación (concepto más global que el de la mera formación profesional) no puede ser diferente. A partir de ahí, el gran debate (y también el gran reto) versará sobre qué contenidos educativos son los más adecuados para ayudar a que cada ciudadano pueda alcanzar la felicidad.
En mi opinión, los contenidos actuales de la Educación están excesivamente enfocados a la capacitación laboral y olvidan este gran objetivo por lo que precisarían de cambios tan profundos que casi se podrían denominar revolucionarios ya que una mayoría de ciudadanos no necesitamos gran parte de los conocimientos que hemos aprendido en la escuela (incluido el bachillerato) para desenvolvernos en nuestro entorno y, por el contrario, tampoco hemos aprendido aspectos esenciales para vivir en nuestra compleja Sociedad y lo más importante, no hemos recibido la sabiduría mínima para alcanzar la Felicidad, con gran frustración y pérdida de salud. Así, hemos conseguido una Sociedad enferma y si la Educación no lo remedia, no habrá cura.

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