Buscar en este blog

martes, 13 de julio de 2010

DEFENDIENDONOS DE LA AGRICULTURA QUE NOS QUIEREN IMPONER

Nos hallamos en un momento importante para la agricultura y, por tanto, para el futuro del planeta. Parece que hemos llegado a los ataques finales de una ofensiva que dura años y que decidirá las suertes de la batalla.
Están por un lado las compañías multinacionales, con sus simientes y sus agrofármacos; pero asimismo con sus potentes lobbies de presión sobre algunos gobiernos, algunos mercados y algunos sindicatos.
Y por el otro los ciudadanos, los agricultores de lo biológico, de lo convencional que usan la química de manera legal y sensata, de lo biodinámico; pero también los consumidores, que no ven razón alguna en el mundo para renunciar a alimentos conocidos, en los que se reconocen o reconocen a algún otro, y de los que se sienten seguros, a favor de alimentos nuevos, no solicitados, no suficientemente experimentados (y ya esto los pone fuera de juego: ¿cuándo un alimento ha debido ser experimentado? El alimento se prueba, porque ya se sabe que es alimento para alguien: y sólo queda por saber si nos gusta) y sustancialmente inútiles, además de potencialmente dañinos para la salud y/o para el ambiente.Europa ha dado vía libre a los cultivos ignorando la opinión de ciudadanos y agricultores sostenibles; pero, a su vez, ha dicho a los países miembros que pueden ejercitar su derecho al veto en sus territorios. Y de esta forma Italia ha dicho no a los Organismo Modificados Genéticamente en su propio territorio, al igual que otros países europeos habían ya hecho y como –esperamos- harán pronto otros.Habrá que armarse de paciencia, competencia y capacidad de control. Los próximos dos o tres años serán decisivos: se van a producir presiones cada vez más fuertes, maniobras cada vez más rápidas, decisiones cada vez más antidemocráticas. No los perdamos de vista; nunca como ahora ha sido fundamental el papel de quien ama a este planeta
.

(Carlo Petrini, Presidente de Slow Food Internacional, Boletín de marzo 2010)

Hoy,
Indymedia nos informa que decenas de personas han destruido dos campos experimentales de maíz transgénico propiedad de Syngenta situados en Torroella de Montgrí (Girona, Cataluña).
Lamentablemente hay que aplaudir a esta gente que aplica la acción directa no violenta (contra las personas) ya que nuestras instituciones que deberían velar por el bien común están arrodilladas ante las grandes empresas agrícolas y los Estados que las apoyan. Este caso se puede englobar bajo el capítulo de la ira de los justos.

No hay comentarios: