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sábado, 5 de febrero de 2011

Educar la disciplina

Hablar de Disciplina puede parecer inapropiado pero una sana Disciplina es imprescindible para mantener la necesaria acción a lo largo del tiempo y no únicamente en el comienzo de nuestros esfuerzos para alcanzar las diferentes metas que nos propongamos.
La Comodidad es enemiga de la Disciplina, (¡ya sabemos que lo cómodo es fácil y tentador!)




Nacemos con tendencia a la Comodidad por lo que es necesario un esfuerzo expreso para educar la Disciplina sin pasarnos como en la antigua Esparta o todavía hoy en los cuarteles militares.
Hay que acumular, en la mochila personal, dosis suficientes de Disciplina para hacer el necesario ejercicio físico, llevar una alimentación sana, gestionar nuestros caprichos y placeres, resistir las múltiples tentaciones de la Sociedad de Consumo, etc.

La Disciplina está relacionada con la Fortaleza Mental ya que ambas van de la mano.
Un ejemplo de sana disciplina puede estar en el consumo del vino: la diferencia entre beber unas copas acompañando una buena comida o acabar borracho perdido por no haber sabido parar.

¿Cómo se educa la Disciplina? Se trata de adquirir este hábito ya desde los primeros años, en los horarios de ir a la cama y levantarse (los poco disciplinados pueden estar casi una hora escuchando a intervalos el despertador sin levantarse, ¡ni dormir!), con el consumo ajustado de golosinas, sin postergar la higiene diaria, siendo eficaz en el estudio programando un trabajo diario y no esperando a última hora, practicando deporte con regularidad, etc. Y no olvidar, premiar los triunfos y tener flexibilidad con los momentos perezosos. ¡Somos humanos!

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