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viernes, 2 de noviembre de 2007

Lo Local frente a lo Global


Una Globalización de capitalismo salvaje ya campó a sus anchas a principios del siglo XX hasta que la brutal crisis de 1929 introdujo las primeras políticas de bienestar social y planificación económica, para evitar nuevas crisis.


De la mano de la socialdemocracia se instaura el Estado del Bienestar en Europa que tras décadas de creciente bienestar empieza a debilitarse a mediados de los 70, a favor de las políticas neoliberales.

Los grupos más concienciados, llamémosles altermundistas defienden desde 1999 en la Cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle que otra Globalización de carácter social es posible. En esta lucha todos deberíamos implicarnos pues nos va en juego la perdida total del Estado del Bienestar y un retroceso de casi un siglo y volver a sufrir la dictadura del Mercado. El Estado-Nación también empieza a debilitarse frente a las grandes compañías transnacionales.

El mercado único mundial parece lejano
La diversidad de mercados supone un sobrecoste importante a las empresas ya que tienen que adaptar sus productos a cada mercado lo cual es más lógico que cada mercado se adapte al producto. Un caso ilustrativo es que la famosa multinacional de la hamburguesa incluye algún producto de la dieta mediterránea en su oferta española.
En muchas ocasiones, el producto que llega de fuera es readaptado por la cultura local.

El fenómeno de la Globalización parece tener un carácter irreversible pero curiosamente está chocando con un resurgir de todo lo Local que le está marcando ciertos límites. Así, en Europa de forma simultánea a la ampliación de la Unión Europea, surgen fuerzas que tienden a potenciar las comunidades locales y regionales y en 1994 se crea el Comité de las Regiones.
Por otra parte, aparecen resistencias locales a la homogenización cultural como el movimiento Slow Food (del que ya he hablado en la Entrada titulada Lo lento es hermoso) o la Excepción Cultural promovida con ahínco por Francia para que las obras de arte no sean consideradas una mercancía más por la Organización Mundial del Comercio y poder preservar la tradicional diversidad cultural, especialmente amenazada en el caso del cine europeo y consiguiendo que finalmente se firme, en el seno de la UNESCO, la Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad Cultural que ha entrado en vigor este año.

La Tetería de la Calma no tiene franquicias clónicas con vasos de plástico desechables.

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