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sábado, 12 de abril de 2008

Biodiversidad agrícola

Aunque se habla bastante de pérdida de biodiversidad refiriéndonos a la extinción de especies de fauna y flora salvajes, frenada parcialmente por la lucha de los ecologistas , también se está produciendo de una forma más invisible la pérdida de biodiversidad de especies agrícolas que empobrece nuestro patrimonio histórico ante la desidia de nuestro vetusto Ministerio de Agricultura y aun más imperdonable, de las modernas Consejerías agrícolas de las Comunidades Autónomas.

Hace unos días vi el interesante documental
El futuro de la comida.2006 (The Future of Food) de Deborah Koons Garcia (Duración: 56 minutos. Año: 2006. Nacionalidad: EE.UU) que nos recuerda la grave pérdida de miles de variedades tradicionales seleccionadas localmente por los agricultores a lo largo de siglos y su sustitución por unas cuantas variedades patentadas por las multinacionales que se han adueñado de la Agricultura y han convertido a los agricultores en peones de su gigantesco negocio. Los agricultores han perdido, los consumidores hemos perdido y las multinacionales, como Monsanto, han ganado. Pena, penita.

¿Tiene vuelta atrás? Quizá en parte sí, volviendo a plantar las pocas variedades locales que se han salvado y consiguiendo que los consumidores las demandemos. Pero si el consumidor solo compra con el único criterio del precio, los productos más baratos tendrán salida y el resto o serán eliminados del mercado o se mantendrán de forma absolutamente marginal. La agricultura ecológica debería ser su campo de retorno por hacer prevalecer el sabor sobre la cantidad. Está claro que a las grandes empresas de distribución de alimentos que monopolizan el mercado asfixiando al agricultor para ofrecer precios bajos, no les interesa aumentar el número de referencias en sus estanterías que aumenta costes.

Afortunadamente, ahora hay suficiente información y ejemplos para poder actuar al margen del manipulado discurso técnico único que enseñan nuestras universidades, vendidas a la gran industria desde el comienzo, ya hace medio siglo, de la llamada Revolución Verde basada en el empleo todo tipo de tecnología: maquinaria, agroquímicos, nuevas variedades más productivas, y últimamente semillas patentadas, modificadas genéticamente o no, que han de comprarse cada año.
Gracias a personas como Jaume Brustenga y Ester Casas (
http://www.esporus.org/) entrevistada en La Vanguardia del 3.7.07 y otras que integran la Red de Semillas Resembrando e Intercambiando que están consiguiendo lentamente recuperar variedades ya medio olvidadas.

Según cálculos de la FAO, en los últimos 15 años se ha perdido un 75% de las variedades locales de plantas de cultivo. La pérdida de estas variedades no es tan espectacular como la desaparición de las selvas o los incendios forestales y su secuela de desertización pero constituyen una importante pérdida para la cultura de la humanidad que nunca será compensada por los adelantos de la biotecnología.
PD. Ernesto Carmona nos explica como los países ricos se apropian de las semillas tradicionales y de las plantas medicinales mientras la gran prensa guarda silencio.

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