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sábado, 31 de enero de 2009

Crisis del automóvil y crisis del aire que respiramos

Ahora que la llamada crisis del automóvil ocupa mucho espacio en la prensa y en la agenda de nuestros gobernantes es buen momento para recordar otra crisis que lamentablemente pasa desapercibida, es la crisis del aire que respiramos en muchas ciudades, como Barcelona.
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La Vanguardia nos informaba el pasado viernes, con mucha menos extensión que lo hace sobre la posible pérdida del Salón del Automóvil y las consecuencias que acarrea para la economía de la ciudad, de que la Comisión Europea va a sancionar a España por la mala calidad del aire. Referirse al aire envenenado por los humos de los coches como aire de mala calidad parece un cínico eufemismo. La solución para frenar el expediente sancionador no es otra que pedir una prorroga. ¿Se supone que mientras no respiraremos?
¿Cuántos años llevamos con este problema y cuantos más hemos de seguir con él?
¿Es más importante el negocio relacionado con el automóvil y la comodidad para sus usuarios que la salud de todos?
Espero que nos multen los de la Comisión Europea, espero que sigan disminuyendo las ventas de coches, aumentando las incomodidades y gastos para los usuarios. Lo primero es la salud .

Podemos caminar que es muy saludable, montar en bici o utilizar el transporte público que, con altibajos, mejora continuamente (pensemos el que había hace 25 años) y si finalmente no nos apetecen ninguna de las dos cosas, quedémonos en el barrio que como dice la campaña “En el Barrio hay de todo”.


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