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lunes, 14 de diciembre de 2009

COMIDA BASURA

Llega a mis manos un envase de plástico transparente con “flautas” de pollo y queso refrigeradas y semilistas para consumir previa fritura, fabricado en España, con un etiquetado impresionante: una lista de ingredientes con ¡25 aditivos diferentes! ¿Será un record mundial?

Creo que merece el esfuerzo de copiarlos:
E-471 (emulgente)
E-304i (antioxidante)
E-306 (antioxidante)
E-422 (estabilizante)
E-466 (estabilizante)
E-412 (estabilizante)
E-450 (gasificante)
E-501i (gasificante)
E-341 (gasificante)
E-202 (conservante)
E-281 (conservante)
E-471 (emulgente)
E-450i (estabilizador)
E-451i (estabilizador)
E-407 (estabilizador)
E-621 (potenciador del sabor)
E-262i (conservante)
E-250 (conservante)
E-301(antioxidante)
E-331ii (antioxidante)
E-471 (emulgente)
E-322 (emulgente)
E-200 (conservante)
E-330 (regulador de la acidez)
E-452i (sales fundentes)
E-339ii (sales fundentes)
E-202 (conservador)
E-160b (colorante)
TOTAL: 28 (se repiten tres)


¿Quién da tantos aditivos por menos precio? Los 273g salen a 1,60€ (o sea el kg sale a 5,83€)
¿Qué nos está pasando?
Lo grave del caso es que me lo enseña un consumidor de 18 años, emocionado y exultante por el descubrimiento culinario que ha realizado recientemente.
¿Tan difícil es preparar una pechuga de pollo rebosante de queso fundido y meterlo entre un par de rebanadas de pan del de verdad? ¡Y si somos cocinillas capaces de hacer la masa tipo crepe, puede quedar impactante!

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