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viernes, 20 de febrero de 2009

"Si te escapas de la muerte, te escapas de la vida"

El pasado día 6, La Vanguardia nos ofrecía una interesante entrevista con el filósofo y escritor Francesc Torralba para comentar su libro Plantar cara a la muerte, un tema que él mismo define como "trasgresor ya que explora una cuestión políticamente y socialmente incorrecta como es la muerte".

Me permito destacar algunas ideas:

· Partimos de una premisa falsa: tenemos control sobre todo.

· El tema de la muerte no es rentable, ni agradable y hay otros temas que te permiten estar diariamente distraído. Hasta que, la muerte toca de cerca. Cuando eso pasa, todo el globo se pincha y se desinfla. La gente se siente sin herramientas, sin recursos, sin relatos y se produce lo que podemos llamar el estado de shock.

· Si no plantas cara a la muerte, no plantas cara a la vida, y vives una vida ficticia porque piensas que estarás indefinidamente. Una persona que se evade de ello también se está evadiendo de su propia vida.

· Hemos pasado de una educación que escondía a Eros, al sexo y a la vida sexual, a una educación actual donde ciertamente los niños saben que los bebés no vienen de París, pero no saben que se van a morir, que sus padres morirán, o por qué mueren sus abuelos, no lo tienen asumido.

· ¿Por qué deberíamos pensar en la muerte? Si la vida es tan apasionante es porque es limitada y porque en este tiempo, que no sabes que duración tiene, debes desarrollar tu proyecto de vida. Descubrir el tesoro que supone estar vivo y de la chiripa que significa estar en el mundo. No sabes si estarás el año que viene, y en el caso de que estés, no sabes cómo. Esto te hace pensar seriamente en el valor que tiene cada día, cada gesto, cada beso…

· Si no nos han educado para afrontar la muerte, mucho menos para acompañar a quien se está muriendo… A las personas moribundas las sacamos de casa y los ponemos en manos de especialistas y a esa persona no se le da la ocasión de despedirse dignamente de las personas que quiere. Se crean estos círculos de silencio en que todo el mundo lo sabe todo, pero nadie afronta la realidad. Y la realidad en esta situación es difícil de afrontar, pero es lo que puede dar un poco de paz a esa persona.
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· Las palabras no consuelan. Nuestra necesidad de consuelo, es insaciable, y las palabras te pueden ayudar y curar algunas heridas, pero no consolar totalmente. Es más elocuente el silencio o el gesto, la escucha de la persona.
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