MOVILIDAD INSANA

La experiencia nos dice que cualquier mejora en la oferta de Transporte (o en Sanidad) es absorbida rápidamente por el correspondiente incremento de una demanda aparentemente insaciable. Así, cada vez nos atrevemos a desplazamientos diarios más largos para ir al trabajo o el fin de semana para nuestro disfrute.
Además de exigir de nuestros políticos una oferta ilimitada de trasporte, también queremos que sea baratito a pesar de que entre todos ya pagamos una subvención que ronda el 50% de su coste.

El aumento continuo del trasporte de viajeros o de mercancías no solo produce atascos, sino lo que es peor: accidentes y contaminación atmosférica y acústica, con las consiguientes consecuencias graves para nuestra salud. No parece que tenga más solución inmediata que el caminar y el desplazarse en bici, en metro o tranvía donde sea posible, a la espera de que tengamos autobuses y taxis no contaminantes. Lo cual implicará menos desplazamientos.

¿Resistiremos? Seguro que si. A todo nos acostumbramos, incluso a envenenarnos un poquito cada día respirando aire contaminado.

Para venir a la Tetería no hay que moverse de casa.