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sábado, 6 de octubre de 2007

Movilizados, ¿Comunicados o incomunicados?


Con la multiplicación, hasta casi el infinito, del uso del teléfono móvil que implica que empiecen a ser bichos raros los que no lo llevan encima permanentemente ¿Ha aumentado o ha disminuido nuestra comunicación? ¿Ha aumentado nuestra libertad personal?
La respuesta inicial seria afirmativa pero reflexionando me surgen algunas dudas.

Vamos por partes.

Libertad de movimientos
El móvil te permite justificar que estás trabajando en Zaragoza mientras te vas a la Feria de Abril de Sevilla, nadie notará la diferencia.

Móvil, vida laboral y vida privada
Leo en la prensa que un porcentaje elevado de personas no han podido desconectar de su vida laboral durante las vacaciones de verano ya que han recibido llamadas laborales en su móvil. Al no utilizar diferentes teléfonos para la vida laboral y para nuestra vida privada siempre estaremos trabajando de alguna manera, ya que la tentación de que un cliente o tu jefe te llamen será grande, y en ocasiones te arruinarán irremediablemente el Daiquiri que te estabas tomando en El Floridita de la Habana para preguntarte una chorrada.

El aperitivo del domingo
El domingo antes de ir a comer quedas con ese amigo que hace tiempo que no ves y os sentáis en una terraza al borde del mar para disfrutar de un vermouth. No lleváis ni cinco minutos de animada conversación cuando suena el móvil de tu amigo que contesta inmediatamente la llamada, que acaba alargándose un buen cuarto de hora. Mientras, tú aprovechas para hacer varias llamadas que tenias pendientes.
Habéis estado juntos poco más de una hora durante la cual vuestra conversación ha sido interrumpida en varias ocasiones.

Instrumento de Control
Con los teléfonos móviles aumentan las posibilidades de control y aunque te identifican al autor de la llamada, es difícil justificar no contestar a las llamadas indeseadas. Cuando se llama al móvil de alguien y nos sale el famoso “está apagado o fuera de cobertura”, en el momento que esa persona lo encienda, te llegará un mensaje informándote que tu interlocutor ya está dispuesto a recibir tu llamada. Y si ahora no contesta tu llamada, sus excusas serán escasas y puede recibir un mensaje del enojado llamador. Las Operadoras archivan todos tus desplazamientos.

Disponibilidad permanente
Al suponerse que siempre llevas el teléfono encima, debes de dejar de hacer cualquier cosa que tengas entre manos para contestar la llamada inmediatamente. En caso de que tardes y te tengan que llamar varias veces, tendrás que escuchar algún reproche, si el llamador es de confianza. Además, casi nadie lo apaga salvo casos excepcionales (cine, teatro, ...) .
Todos habremos oído sonar, ¡y contestar!, el móvil en las situaciones más inadecuadas. Mi experiencia más fuerte fue la de un conferenciante que se autointerumpió para atender la llamada y continuar después, ante el asombro del auditorio.
Este fenómeno estresante ya ha sido bautizado como Estrés Comunicacional.

¿Más informados, más preocupados?
Finalmente, no puedo dejar de constatar la intranquilidad que produce tener una llamada perdida de un teléfono desconocido, hasta tal punto que somos capaces de llamar y preguntar.

Cuestión de equilibrio
Os animo a encontrar equilibrios entre el uso del móvil, la educación, la vida laboral, la privada, etc., diferenciando entre llamadas urgentes que hay que contestar inmediatamente, que son muy pocas, y el resto que se pueden contestar más adelante.
Entre atender una llamada durante un minuto, porque estás con alguien, para postergarla para cuando estés sólo y hablar todo el rato que convenga, etc.

En la Tetería de la Calma no hay cobertura para los móviles.
PD. Estamos en mayo del año 8. A la Tetería llegan unas declaraciones del diseñador Karl Lagerfel que considera que uno de los mayores lujos es no tener que estar localizable ni tener que estar mirando continuamente el reloj o hablando por teléfono. Asegura que se da el lujo de no tener teléfono móvil ni reloj ya que opina que el 99 por ciento de las llamadas de teléfono son superfluas. Tampoco está pendiente del correo electrónico ya que sigue escribiendo cartas a mano.
Muy de acuerdo. El móvil mayoritariamente produce obsesión por la localización propia y de los demás y disponibilidad permanente, ya sea por motivos laborales o sociales. Además es causa de malos modales (dejar tirado a tus interlocutores presenciales, hablar a voces o no silenciarlo ni en los funerales molestando a los presentes, etc.)
¿Aprenderemos a hacer un uso racional del móvil? ¿Nos atreveremos a dejar el móvil y el reloj en un cajón de tanto en tanto? ¿Dejaremos de tener siempre prisa?
En esta Tetería lo llevamos bastante bien. Disponer de tu tiempo y de tu intimidad son lujos muy apreciados aquí.

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