En la raíz del miedo siempre está el temor a lo desconocido. El miedo nace de la amenaza a perder lo que tenemos.
¿Solución? Potenciar la fortaleza y armonía mental, para combinar sabiamente valentía y prudencia y minimizar el apego por las personas y especialmente las cosas.
Por apego entendemos una relación egoísta de posesión. Aunque nuestra mente interpreta que todo es permanente, como nuestra vida que creemos eterna, hay que recordar cada día que todo es pasajero.
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